"A veces pienso que ya sentí todo lo que iba a sentir. Y que de ahora en más, no voy a sentir nada nuevo. Solo versiones menores de lo que ya he sentido." |
Ella, es la voz más bella
Ya no sabe a dónde llegar, por eso camina. De la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Sale de la oficina, entra al ascensor, camina hasta el tren, lo toma, sube a otro ascensor y llega a un departamento. Nadie le habló en el trayecto y no hay nadie a donde quiera que vaya. Sólo está el mismo telón de fondo, esa voz automática y desalmada que, desde su celular, le anuncia la basura que le llega al correo. Después nadie. El mundo para Theodore es tan vacío y automático como aquella voz en serie. Y dudosamente se pueda contradecirle aquella visión de su realidad, si tenemos en cuenta que su esposa se divorció de él y su trabajo es escribir cartas de amor para otras personas que dicen estar enamoradas pero no tienen palabras para expresarlo.Theodore transita en una existencia solitaria donde los seres humanos que le rodean ya han pasado a un segundo plano puesto que le han dejado una desilusión tras otra. Las redes sofisticadas ni siquiera le permiten conectarse con otras personas con las que se vincula mediante salas de chats, pretendiendo tener sexo verbal. El contacto, la corporalidad o materia de una relación se han perdido en el mundo de Spike Jonze y, sorpresivamente, no parecieran tener importancia. Por eso, no es de llamar la atención que cuando Theodore cambia la voz automática de su teléfono por un nuevo sistema operativo con la capacidad de tener una conciencia, se termine enamorando de esa voz que dice llamarse Samantha.