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domingo, 26 de enero de 2014

Dragon Ball Z, La Batalla de los Dioses

 "Over nine thousand" de cal y una de arena

Desde que hace un par de años atrás Dragon Ball Z se remasterizó en Dragon Ball Kai y los capítulos rellenos suprimidos, era evidente que luego de 20 años los clásicos llevan ese adjetivo porque los define: inagotables, religiosas, reciclables y -en consecuencia- siempre redituables. Después de 2 décadas, tanto Dragon Ball como Sailor Moon confirmaron que regresarían aunque en maneras diferentes. El éxito mundial de las dos series y la millonaria recaudación que hicieron a lo largo y a lo ancho del globo les trajo a sus creadores problemas en contrapartida. El ánimo de lucro de los estudios de animación derivaron en la creación de la detestable Dragon Ball GT y, tiempo más tarde, un live action yankee con grandes sumas de dinero invertido y fracasos cosechados que generaron gran malestar en Toriyama. No fue muy distinto para Naoko Takeuchi, la creadora de las marineras de la luna. Tiempo después, la tímida dibujante manifestó su descontento con la censura y el abuso de los estudios que llevaron a la tv las aventuras de las scouts. Ella se volcó a un live action que causó más risas que recibimientos serios y los proyectos de reciclar clásicos se truncaron en ambos casos. 

Sin embargo, los aniversarios de clásicos legendarios que han creado fanatismos religiosos son eventos favorables para retornar a contar historias de personajes arraigados en las emociones infantiles que todos (T-O-D-O-S) llevamos dentro y, en el caso de sus creadores, de seguir actualizando sus cuentas bancarias. Por eso, Sailor Moon retorna en julio de la mano de nuevos productores y nuevo estudio de animación que se comprometió a representar el manga tal como es (uncensored). La misma fortuna corrió para el regreso de Dragon Ball Z con La Batalla de los Dioses, una película con la que Akira Toriyama burla a los animadores de la serie en el pasado, pero también a sus legiones de fanáticos.