jueves, 23 de enero de 2014

Escándalo Americano (David O'Russel ·especial Oscars)


Mentime que no me gusta

La primera escena de Escándalo Americano nos muestra a Iriving Rosenfeld (Christian Bale) colocándose metódicamente un peluquín para cubrir su calvicie asimétrica. En la habitación siguiente de un hotel se encuentra con Richie Dimaso y Sydney Prosser. Irving discute con Richie y a raíz de esa pelea, Richie le desarma el peluquín a su compañero estafador. Sydney se enoja con Richie y rápidamente se acerca a Iriving y le acaricia el cabello, intentándo colocarlo todo en su debido lugar. Sydney no espera que Irving se acomode el cabello solo. Ella lo hace por él, sabe que odia que lo desarmen. Sabe que detesta que tiren abajo su fachada.


David O'Russel resume en una escena toda una película donde se entraman  estafas, mafia y política pero que es -en esencia- una historia sobre apariencias y cómo, en realidad, se es auténtico frente a quiénes se ama. Más allá de los enredos que genera el guión, de las idas y vueltas (negativas, por cierto) y las conspiraciones (esperadas), lo que reluce al compás de los 70 son Sydney, Irving, Rosalyn y Richie.  O'Russel inventó cuatro personajes y se los entregó a cuatro buenos actores que lo pulen y le sacan brillo. No hablemos de la historia, porque la historia que los une es una mediocre sucesión de hechos confusos y varias vueltas de tuerca predecibles e incluso aburridas.

Tenemos a Richie, Sydney, Irving y Rosalyn, los puntos fuertes de la cinta de Russel. Richie, un fracasado que simula y pretende ser más de lo que es; Rosalyn, una frágil, solitaria y oscura mujer que se adorna con ropas lujosas y sobre, todo, Sydney e Irving.

Desde que se conocieron los dos se aceptaron sin cuestionarse, aún a sabiendas de que ambos eran delincuentes codiciosos, que Irving estaba casado y tenía un hijo con Rosalyn. Ella, Sydney, era la única que estaba en cada detalle e imperfección de Irving, ya sea desde un simple peinado, hasta reconocerle el rostro cuando su amante está a punto de sufrir del corazón. Para ella el amor son ese conjunto de gestos, es decir, amar a una persona por lo que realmente es. Irving siente lo mismo. Cuando Sydney lo acompaña hasta el auto, luego de que Irving se descompensó, él, tumbado sobre el asiento del coche, la mira a través de sus lentes oscuros y le esboza una leve sonrisa. Luego hace lo que no suele hacer: se saca los anteojos con toda la naturalidad del mundo, le muestra la verdad de sus ojos y deja que entre los dos no haya secretos.
6/10 

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Veo que me quedé corta con mi comentario sobre American Hustle. Si ya la vieron, ¿qué más agregan o rescatan de la película? ¿les parece que merece un Oscar? ¿en ningún momento se perdieron?
En mi opinión, éste es el caso en que David O'Russel demuestra lo muy pretencioso, redundante y artificial que puede ser. Pero, como éste es un espacio mínimamente democrático, se aceptan otras apreciaciones sobre ésta película.
 Amy Adams ya ha dicho lo que pienso. 


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