sábado, 23 de noviembre de 2013

El destino anticipado


"I still remember the sun 
always warm on my back 
Somehow it seems colder now 
Where has my heart gone? 
Trapped in the eyes of a stranger 
Oh I... I want to go back to believing in everything"

(Aclaración: gran parte del contenido de éste post es personal)


Alguien apriori me dijo "rara"¿Rara? ¿Por qué?, pregunté. No sé -me contesto- y añadió que, a lo mejor, era por mi forma de pensar y expresarme. No respondí. Me callé e incluso me pareció cómico. Unos días más tarde se lo conté a mi mamá, muy al pasar. Me reí al parafrasear el adjetivo "rara". Pero ella se puso seria. Me negó que fuera rara y añadió que mi forma de ser siempre estuvo en desfajase con los chicos de mi edad. Tenes el alma vieja. Por su puesto que sí. Fui adulta a los 12 años. Me sentí adulta desde entonces. De alguna manera había que levantarse en contra el escarnio de los demás, que con prepotencia juzgaban si era -o no-  lo adecuadamente alta, delgada, linda o inteligente. No tenía quien se parara a favor mío cuando todo pronóstico parecía volverse tormentoso o cuando mis compañeros me dejaban literalmente sola en un rincón. Con el tiempo comencé a mutar del dolor a la incomprensión. Lo que me dolía no era la condena de sus miradas, sus risas burlonas o su lástima y la sórdida hipocresía que manifestaban. Lo que me dolía era no entender porqué la diferencia.

Tampoco es que haya pretendido hacerlo. Por el contrario, simplemente acepté la incomprensión hacia mis compañeros y la de ellos conmigo. Dejé los años pasar esperando que, algún día, el tiempo me permitiera escapar a otro lugar. Lo hice. Pero en tanto había que transitar. Entonces, elegí los libros como amigos, el conocimiento sobre la emoción juvenil, el dibujo sobre las ropas y la escritura sobre las salidas. Nadie me lo impuso. No me tocó convertirme en adulta, no estaba dado por la naturaleza ni algún factor biológico o genético. Elegí ser adulta y sentirme de esa manera para ahorrarme dolores más punzantes. Pero la incomprensión, la soledad, el hartazgo sobre la inmadurez de los hombres de mi edad, el desamor no fue algo que quisiera, sino algo que devino. Como cualquier consecuencia de no seguir las pautas comúnmente asignadas a los estadios de la edad.
Una de las primeras escenas de Breathe In describe a Keith abriendo la maletita de Sophie en la habitación de su hija. La chica británica de 18 años vino de intercambio y sólo lleva una maletita. En La Insoportable Levedad del Ser, Tomas se refiere a la maleta de Teresa como su vida. Lleva un pedazo, lo más importante de su vida allí. En la valijita de Sophie estaba ella: viajera, errante, adulta desde pequeña. Sur ser estaba regado por todos lados: en sus pocas ropas, su par de zapatillas, las partituras de piano, en el libro de Margueritte Duras y Jane Eyre. Sophie niña mayor que ya sabía con anticipación a qué se entregaba. Que era consciente de su contingencia.

Keith siente cierta simpatía con ella. Los dos comparten la pasión por la música. Sin embargo, a Sophie no pareciera importarle tanto la música como a Keith. Mientras ella reniega de tocar en público, él lucha diariamente por retornar a la orquesta, a pesar de estar entrado en años, con una esposa y una hija mayor de edad. Keith quiere escuchar a Sophie y por eso la fuerza a tocar frente a sus compañeros. El talento de Sophie es tan descomunal que lo deja estacado en aquél salón de clases. Perdido por esa hermosa mujer que se expresa como adulta, toca como adulta, se comporta como adulta y decide como si hubiera tenido la sabiduría y experiencia de los años vividos.
Alguien siempre dice que los años te vuelven sabio. Otros señalan que se trata de vivir. La sabiduría se da viviendo, en la experiencia que no necesariamente se cuantifica por acumulación etárea. Sophie es de las segundas personas. Ha vivido mucho en poco tiempo. Cuando Keith le pregunta porqué reniega de su enrome don, ella le reconoce tenerlo, ¿porqué quedarse con el talento musical si ya lo tiene?  ¿porqué no seguir vagando en busca de algo más? ¿porqué no sentir que elegís? "No quiero vivir en una vida donde no  estoy eligiendo", le confiesa Sophie a Keith. Entonces, vuelve a tocarle el piano una vez más. Él la mira detenidamente, recorriéndole cada centímetro del rostro. En esa íntima escena, Keith hace lo que Sophie parece buscar. La mira como nadie jamás la miró. Le desnuda el alma por completo. Y ella cae en que, precisamente, lo que estaba haciendo era buscarlo a él.  Elegir amar a ese hombre que la redobla en años es no pensar, obedecer a lo que se siente. Ahí aparece la contingencia de Sophie, su destino y devenir.

Breathe In es una película que va regando indicios sobre el destino amoroso de Keith y Sophie mediante guiños literarios. Pero, ¿ella será Jane Eyre o la Niña de Durás? Díficil es escaparse y triunfar el sentimiento cuando hay una familia, una responsabilidad que te apresa. Keith está asfixiado de su cotidianidad, de los mismos rostros, de los mismos ambientes y familias burguesas. Quiere a la música y a la mujer joven de alma vieja. Hay una fatalidad triste, marcada por el choque de almas: una  vieja en un envase joven no puede complementarse con un alma joven en un envase viejo. Como para Jane, o la Niña, cualquier historia vivida a destiempo por mujeres así difícilmente terminen bien.

A partir de allí, me vuelve a retumbar esa voz inconsciente en la cabeza. Es una voz que late con fuerza. Los fantasmas de Sophie son, en parte, los míos. Me pregunto qué me están deparando a la vuelta de la esquina. Si las elecciones las hacemos nosotros, hay que pagar con las consecuencias. Pero... ¿tan difícil es hacer lo que querés hacer? ¿no es posible lo otro? ¿no es posible que él, que está a pocos centímetros pero tan distante sea real? ¿existe algún momento en que dos almas viejas pero temporalmente desfasadas se reconozcan y se elijan? Por ahora prefiero el optimismo. Quiero a Jane Eyre. Y escapar del destino anticipado a las almas viejas.
Not-gonna-happen 
Breathe In anticipa el final desde la escena en que Keith abre la valija de Sophie. Qué creen, ¿podría haber sido otro el final de ésta pareja dispareja? ¿Qué películas de amores prohibidos miran una y otra vez y porqué les gusta tanto? 

Para el próximo post se viene mi apología a Super Fun Night. 
¡Team Rebel Wilson!  

No hay comentarios:

Publicar un comentario