domingo, 6 de abril de 2014

Review: The Walking Dead, Cuarta Temporada

En las ruinas de una civilización antigua

The Walking Dead tuvo una cuarta temporada tan larga que, en 16 capítulos, logró meter dos historias, dos tramas distintas pero que únicamente uniéndolas cobran un sentido global. Hay un antes y un después en la vida de cada uno de los personajes. Y un lúgubre mensaje: el mundo que una vez conocieron está hecho ruinas. Los modelos de cortesía social, la moralidad y la ética son formas de hipocresía enmascarada que poco y nada sirven a la hora de sobrevivir.

 La primer temporada de ésta serie (estrenada en 2010) fue una especie de tanteo en la oscuridad. Por un lado proponían un apocalipsis zombie con anclaje en el mundo del cómic que podía satisfacer a una legión de fans alistadas detrás de su autor, Robert Kirkman. Pero, no obstante, la historia no se quedaba dándole de comer al morbo y la superficialidad cuasi "gamer", sino que presentaba el fin de estructuras sociopolíticas y económicas, la pérdida de roles, profesiones... en fin, la modernidad como la conocíamos y un retorno al primitivismo con armas mediando conflictos.  El desafío que se le presentó a Rick y a su grupo no fueron tanto los lentos walkers, sino reconocerse en nuevas identidades a partir de una tragedia desatada (que todavía es un misterio). Desde hace 5 años se ha desandado mucho en el camino de los protagonistas de The Walking Dead: muchas incorporaciones, e iguales pérdidas, nuevas afirmaciones de personajes que creíamos débiles y dolorosas despedidas. Todo lo que acabó resumiéndose en un pequeño grupo que sobrevive por altruismo. Precisamente, la cuarta temporada de The Walking Dead se apoya sobre la necesidad de reforzar dependencias del grupo y declarar abiertamente que no pueden vivir separados ni confiar en extraños. Sólo ellos mismos. No hay lugar para nadie más salvo ese pequeño grupo porque la civilización global es cosa del pasado. 

La primer parte de la cuarta temporada comenzaba luego de la épica guerrilla entre Rick y los suyos en los territorios de Woodbury. Recordemos que los ex habitantes de esa ciudad vieron que El Gobernador no era un hombre excepcional, sino un inescrupuloso ser con grandes ambiciones por el poder e indiferencia hacia la tortura. Como resultado de aquellas revelaciones, los habitantes de la destruida Woodbury se trasladaron a la prisión y, en contra de los deseos de Carl, se unieron a una nueva comunidad ya sin dirigentes. Los primeros episodios nos muestran a un Rick distendido, abocado a las tareas rurales para intentar ser un padre menos violento para su hijo, quien parece haber agarrado gusto hacia las armas de fuego. Sin embargo, el clima de paz en la prisión comienza a caldearse en cuanto un virus enferma a la población al punto de transformarlas en walkers y, del otro lado, Brian Blake (El Gobernador) recluta nuevos soldados para atacarlos. La neurosis que provoca el virus en la prisión hace que Carol intente erradicarlo matando amigos infectados. Al enterarse, Rick decide echarla del grupo y, en cuestión de minutos, el ex Gobernador arrasa con la prisión y con la vida de Hershel. Sin muros ni barrotes que los protejan, los protagonistas vuelven al andar y, esta vez, separados en pequeños grupos. 


Todos los caminos conducen a (ex)Términus

La segunda mitad de la cuarta temporada arriesgó bastante desde el punto narrativo: separó a los personajes en parejas o grupos que poco y nada tienen en común pero cuya unión es necesariamente dialéctica. Era sabido que desde hacía tiempo, Carl y Rick tenían sus problemas y, tras perder a Judith en la prisión, las vibras se volvieron bastante negativas. El hecho de que hayan quedado juntos en el camino les sirvió por lo menos para arreglar conflictos y poner a prueba el afecto que realmente se tienen (sobre todo el de Carl). Por un lado, Michone se queda completamente sola y experimenta una procesión en la que se funde con los muertos para luego entender que su lugar está entre los vivos y, cuando se encuentra con Rick y Carl también encuentra la señal de que nunca más podría volver a estar sola ni experimentar aquel sentimiento. Tyreese escapa con Judith y las dos niñas para luego cruzar caminos con Carol y hablar acerca del asesinato de su novia en manos de ella en un capítulo que, por su dureza, despertó más de una controversia. Al separarse de Glenn, Maggie se queda con Sasha y Bob (quienes inician una suerte de amorío) e inicia la búsqueda frenética de su esposo, en tanto, Glenn une destinos y redenciones con Tara para, posteriormente, entablar camadería con unos soldados que se dirigen hacia Washington con lo que, aparantemente, sería la salvación al apocalypsis zombie. Y, por último, se produce la pareja más dispareja, dialéctica e interesante: Beth y Daryl. Los dos se encuentran entre tiroteos y escapan hacia los bosques. Precisamente, la mujer más frágil y el hombre más fuerte encuentran en sus diferencias lo que necesitan para crecer y ser más fuertes desde la fuerza y, sobre todo, desde lo afectivo.

Es más, en toda la temporada se viven capítulos emocionales donde los personajes ponen sobre la mesa sus sentimientos, miedos, esperanzas y sirven para que los conozcamos mucho mejor. Sabemos de dónde viene Daryl, qué siente Beth ante todas sus pérdidas, cuáles son los miedos de Sasha al haberse separado de Tyreese, porqué en la tragedia Bob encuentra la felicidad, la estructura del pensamiento de Carol y la capacidad expiadora de Tyreese. Pero, a pesar de conocerlos mejor, Robert Kirkman los exhibe en aquellos caminos disimiles para demostrar que para sus protagonistas no hay descansos, no hay fin del recorrido si están separados. Cuando el grupo se disgregó, se siguió caminando con la esperanza del  reencuentro aunque a ciencia cierta no supieran quién sobrevivió en la prisión. Por eso Términus apareció como el lugar donde se interceptan las vías y confluyen los caminos. Términus parece contener el fin del camino, la salvación y la esperanza de volver a unirse. Pero... ¿lo es? 
El camino ha servido como el proceso en el que los personajes entendieron la necesidad de permanecer juntos para dejar de caminar. Términus suponía un fin a ese camino, la corazonada de que allí estuvieran sus amigos. El último capítulo es una simbiosis entre el comienzo de la cuarta temporada y el final vivido a través de un Rick, abatido por una noche donde fue amenazado por otros hombres a punta de pistola que intentaron abusar de su hijo y asesinar a su mejor amigo. Rick, bañado en sangre ajena, recuerda cuando Hershel lo convirtió en un granjero. Recuerda la muerte de ese hombre, su mentor, su consejero, su padre como el símbolo de que la ética y los buenos valores ya no sirven y que de nada le ha servido intentar mantener la humanidad que una vez tuvo antes del desastre. Revive en shock la noche  salvaje que sacó la parte más animal de él y puso en conflicto sus convicciones. Su hijo parece desconocerlo, Michonne lo acepta y Daryl ni siquiera lo cuestiona. Precisamente, Daryl entiende que el mundo de antes no puede ser rescatado ni vuelto a vivir. Los ideales no son los mismos, las reglas no sirven, los hombres no se reconocen. Él lo sabe porque, luego del secuestro de Beth, de haberse sentido traicionado por su abandono y de haberse unido a una pandilla que exhortaba su pasado, aún así no volvió a ser el mismo de antes porque el viejo Daryl tampoco podía ser rescatado, así como tampoco la vieja y solitaria Michone. Los personajes atraviesan ese largo camino hacia Términus para abrazar la noción de que nada puede salvarse del pasado. Ni ellos mismos.

Pero ese pensamiento, tan latente en la mente de Rick aún no ha tomado corporalidad. Términus parece ser la última prueba en la batalla del ex sheriff por mantener su humanidad o ceder a la brutalidad. Antes de entrar a ese lugar, Rick se encarga de tomar precauciones "por si acaso". Desafortunadamente, recibe las señales que necesita: Términus no es lo que exhibe ser, es algo más (nosotros evidenciamos el canibalismo en un plano muy movido pero ellos aún no), algo que ha lastimado a sus amigos, algo que debe ser erradicado en la batalla por sobrevivir de los muertos y los vivos que se alimentan de vivos. The Walking Dead coronó con un cierre redondo, una temporada con algunos altibajos pero sólida, récord en espectadores y con un mensaje un tanto sombrío: en éste mundo post-apocalíptico no se negocia con los valores y solidaridades pasadas; se sobrevive a los muertos y se devora a los vivos. Las consecuencias serán afrontadas en quinta temporada.-

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Bueno. Ha sido una larga temporada. Con algunos altibajos, gente quejandose de lo aburrido de los capítulos, de la falta de acción y blah blah blah. Honestamente me gustó mucho el planteo de las dos partes de la cuarta temporada. La unidad, la disgregación, las parejas necesariamente disparejas, los diálogos... se necesita coraje para arriesgarse desde el punto de vista dramático y realmente ha quedado muy bien! Ansío ver la quinta temporada y ver qué pasó con Beth y dónde andan Tyreese y Carol. 

En fin: ¿Cuáles fueron sus impresiones sobre el final de The Walking Dead? ¿Qué piensan que puede pasar en Términus? ¿Rick tendrá algún plan o sólo se trató de una frase desacertada de alguien que vuelve a la senda de la brutalidad? ¿podrán las fanáticas dejar de shippear a Daryl con Beth (Bethryl NOT GONNA HAPPEN, people)? Nos vemos! Hay que comer temprano porque #WinterIsComing #TaketheThrone #GoT

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