domingo, 20 de octubre de 2013

Lo que dejamos y lo que cosechamos


The way way back son dos caminos, la apertura y cierre de un círculo en el estadio de la vida. La actitud de Duncan nunca cambia pero la impronta simbólica del final es diferente en relación al comienzo. En principio, vemos a Duncan viajar atrás del auto de Trent, el novio de su madre. Viaja dándoles la espalda que es lo mismo que darle la espalda a aquello que no le interesa y pretende pasar por alto durante todo el verano. Trent le pregunta en qué número se ubicaría dentro de una escala del 1 al 10. Esa pregunta deja entre la respuesta un enorme vacío. Un vacío que Duncan usa para pensar su respuesta y en el que yo pienso la mía. Tres. Casualmente acuerdo con Trent. Pero, de todos modos, ¿no es acaso la respuesta que debería otorgarse uno mismo? Duncan se cree un seis. Regular, pero pasa. Él no habla, le cuesta mirar a personas a los ojos y apenas se comunica con su madre. Siente vergüenza porque los adultos intentan inhalar la juventud de la misma manera que consumen un paquete de porro. Quién no. 

Ser un 6 o ser un 3 es más o menos lo mismo. Se está solo. Sin amigos ni referentes. Ya no queda nadie quien te valore. El control parental (las notas, el salvavidas, los horarios) es tan sólo un mecanismo para ejercer un poder que les confiere cierta autoridad a los adultos pero le quita la suya a un adolescente. "Tenes 14 años y pensás que sabes todo, pero no es así", le dice su madre a Duncan. Y claro que no lo sabe, pero esa vigilancia represora de seres sumamente patéticos anula toda chance de autoestima a un joven que sólo logra expresar su voz cantando escondido arriba de un auto. 

En The Way Way Back, Duncan descubre una pequeña cuota de poder desapareciendo de la vista de su madre, saliendo pero sin llegar a ningún lado. A fin de cuentas, ese secretito que no es nada comienza a serlo todo. En ese pedaleo hacia ninguna parte Duncan encuentra a Owen, un hombre divertido y despreocupado que vive como un eterno adolescente. Owen ve en Duncan un reflejo de su pasado e intenta darle al chico un poco de estima: le da un trabajo que lo dignifica en un parque acuático, le enseña los códigos de la edad y de los empleados del Water Wizz... en fin, Owen le ayuda a Duncan a construir un pedacito de identidad que no es poca cosa. 

The Way Way Back es una historia sobre personas ensimismadas que inútilmente pretenden volver atrás el tiempo y en ese esfuerzo acaban contaminando a su entorno. Ese es, quizás, su costado más lúgubre. Pero también es una historia sobre ese otro mundo que está en el Water Wizz, aquel comunitario y afectivo que le ayuda a Duncan a realizarse y entender que si, quiere y, por más de que esté muy detrás o en el fondo del agua siendo un tres puede pasar adelante y valer mucho más. Después de todo, los números son escalas y no límites. Entonces, cuando Duncan vuelve a darle la espalda a Trent en el auto, también está mirando hacia atrás, recordando con afecto a quienes lo ayudaron dándole su enorme aporte en el camino de encontrar un propio camino.   

  
 


¡Bienvenidos a Cinevasiones! 
Comenzamos con The Way Way Back, la última comedia escrita por el genial Jim Rash. ¿La vieron? ¿qué opinan de Steve Carell siendo forro? ¿qué películas deberían ver los padres adultos para entender cómo funcionan los adolescentes? 

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